martes, 28 de octubre de 2014

Mi mejor amiga se llama Ana y esta es su historia.

Nació un día del año 1995, un año normal marcado por no ocurrir ningún acontecimiento de obligada mención. Para ella seguramente sea un gran suceso, pues se produjo su nacimiento, ese día importante que cada año todos los cumpleañeros rememoramos y disfrutamos y que sirve de excusa para trasnochar, recibir regalos y sobrepasarse.
Podría mentir y decir: toda una vida dedicada a los libros. Lo cierto es que no le gustaba leer y sus experiencias literarias no fueron buenas, sobre todo cuando solo lees los libros obligatorios del colegio e instituto. Tenía 14 años cuando se adentró en un mundo del que no puede escapar y tampoco existe en ella ninguna pretensión de hacerlo, se puede decir que ahora mismo le da la vida. Realmente las personas que se encuentran a su alrededor pueden afirmar que esto es verídico al cien por cien.
Muchas son las circunstancias que completan o definen la personalidad de las personas pero en el caso de Ana, podemos decir que los libros dan forma a ella misma y a toda su vida. Una canción que nos puede dar una idea del sentimiento que quiero expresar: Eso no es amor, es una obsesión.
Se pueden eludir sus años de primaria, pues nada interesante le ocurrió. Era la típica niña poco habladora, tímida y que no destacaba en nada.
Nos conocimos gracias a su incompetencia y vagancia, en realidad el destino jugó un papel esencial porque nos dispuso en la misma clase en 4 de ESO. Realmente nos unieron las clases de latín. Éramos ese grupo de alumnos muy escueto que decidió cursar una lengua muerta en vez de la aclamada asignatura de informática. Logramos escapar al encanto de compartir ordenador con un amigo o un apetecible desconocido.
La asignatura estuvo marcada por una circunstancia relacionada directamente conmigo: mi hermano resulta estar licenciado en latín y griego, y esto sumado a que el profesor nos daba las preguntas del examen, dio pie a una conducta muy propia en la ESO: su herramienta eran las chuletas. Este material era compartido y utilizado por cada uno de nosotros, podría decir que la que hoy es mi mejor amiga anteriormente fue un cliente y yo era su camello.
Lo más gracioso es que los límites de inutilidad de mi amiga llegan a límites insospechados, pues yo disfrutaba de dieces y esta no llegaba al cinco. Inolvidable me resulta la cara de Ana en un examen de recuperación, cuando el profesor se aproximaba a su mesa y la muy lista tapaba la chuleta con toda la palma de la mano abierta.
Esa cara de pánico solo era igualada por la que se dibujaba en su rostro en todas las clases de gimnasia. Nunca ha soportado el ejercicio físico lo que choca conmigo, pues me encanta el deporte y en un futuro me gustaría trabajar de reportera deportiva. El ejemplo claro de vida insana lo representa perfectamente : le encanta la pizza, tirarse en cama y no moverse mucho.
No conozco a nadie más despistada y con menos sentido de la orientación que ella, quizá esto de sentido al hecho de que nunca aprobara gimnasia. El destino al final no es tan cruel y Ana puede sentirse orgullosa y decir que, en el momento necesario, los hados se posicionaron a su favor y la profesora de educación física no tuvo otra que aprobarla dado que tan solo se presentó ella a la recuperación.
Para aquellos que no conozcan fobias extrañas, sí que existe la fobia a las mariposas, Ana es la prueba de ello. Muy extendida es la fobia a hablar en público y son numerosísimos los ejemplos en la vida de esta joven. Por desgracia yo no pude disfrutar de le mejor exposición oral de mi amiga, pero la narración de la desastrosa situación se convirtió en el tema de la semana durante quince días. Deseándole mucha mierda yo me dirigí a mi clase de griego sin pensar en que momentos después, Ana sufriría un episodio de miedo escénico memorable, casi inolvidable.
Todo comenzó bien cuando la profesora de economía llamó a su grupo y debían comenzar a exponer su proyecto sobre el sector primario, todo el mundo sabe algo acerca de eso, pensaba yo, entonces la suerte jugó en favor de Ana pues le toco empezar a ella. Pronunció las palabras "el sector primario" seguidas de tres o cuatro eh… luego unos cuantos pues... y pasado un minuto más o menos la profesora dio el turno a otro compañero.
También cabe decir que mi amiga es tacaña y de lo más rancio que te puedes encontrar. Cuando salimos las amigas de copas, su elección es agua y una vez logro superarse y pidió un cola cao.
En cuanto a su vida amorosa no hay mucho que decir, se puede resumir en una palabra: silencio. Su primera cita a los 16 años fue muy exitosa sobre todo porque demostró tener mucho aguante al no dormirse, cuando la recuerda no sabe si directamente no se dijeron nada o si hubo algún monosílabo.
Los gustos de mi amiga son muy extraños, como todo en ella. La última hazaña ha sido enamorarse de un chico bloggero de 15 años que, aún por encima, resulta ser gay. Todo esto la lleva resignarse y seguir esperando a que Peter Pan la lleve a Nunca Jamás, oferta que en numerosas ocasiones nos ha confesado sería incapaz de rechazar.
Resulta curioso que ésta ávida lectora, así es como se define, suspenda constantemente lengua castellana, odie la gramática y deteste la sintaxis. A pesar de ello como ha manifestado en cantidad de ocasiones, los libros le dan la vida, su pasión es escribir y su deseo convertirse en escritora, de hecho ya ha escrito una trilogía y es una bloggera muy activa.
Nuestro gustos literarios son muy diferentes, yo leo clásicos y Ana lee libros de literatura juvenil, sobre todo fantástica, aunque en más de una ocasión he acabado leyendo recomendaciones suyas que me han encantado.
Al principio no entendía por qué la lectura podía levantar tales pasiones en mi amiga, pero con el tiempo lo fui comprendiendo. Una persona como Ana aparentemente aburrida y tímida había conseguido vivir inmensidad de aventuras, sentir los sentimientos más hondos, conocer los lugares más recónditos.. Ella cree en la magia, esa que te permite ver la realidad aparente de otra manera más pura, sublime y radiante .La lectura la había hecho tal y como era con sus rarezas y manías, pero lo más importante, la había hecho buena persona.
Muchos libros te hacen reír, llorar, saltar de emoción... lo mejor es cuando te hacen amar la vida.


                                                                                       Estas dos últimas entradas fueron relatos participantes en el concurso de relato de la Biblioteca Pública de Pontevedra

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